sábado, abril 22, 2006

BUENA SUERTE

Hoy era mi última oportunidad, la noche se acababa y todavía no me atrevía a acercarme. Hace dos días la vi por primera vez. Era la mujer más atractiva que había visto desde hace mucho tiempo. Tenía pelo negro, largo, liso y unos ojos también negros, alargados como una almendra, que le daban un toque exótico a su cara. ...¿Cómo acercarme?, pensaba y pensaba mientras jugaba con la etiqueta de mi cerveza - ¡Hola...!, ¿tienes fósforos?, me dijo una voz de mujer, de tono bajo y pausado. Levanté la cabeza y quedé mudo, traté de decir algo, pero las palabras no me salieron, ella se dio cuenta y preguntó si podía sentarse conmigo.

Lo que había estado esperando, ocurrió, pero era tarde, puede que mucho, por lo que tenía que actuar rápido. Después de esta noche quizás no la volvería a ver, a la mañana siguiente yo partía de viaje. Había estado durante largo tiempo planeándolo y curiosamente ahora ya no quería irme, quería estar con ella y una sola noche sería muy poco. Me propuse no contarle lo del viaje sin preguntarme la razón de ello.

Se sentó a mi lado y le encendí el cigarro con unos fósforos que casualmente andaba trayendo. Las palabras empezaron a fluir fácilmente y a medida que hablábamos la distancia entre los dos comenzó a hacerse cada vez más pequeña, tanto que me era imposible verle la cara totalmente, solo podía concentrarme en su boca, boca de labios gruesos y carnosos, tan sensuales que cada palabra que pronunciaban era una invitación a besarlos. No conversábamos, nos seducíamos y comencé a obsesionarme con la idea de abrazarla y besarla toda la noche.. De pronto no aguanté más, le iba a proponer que nos fuéramos, que nos marcháramos los dos solos, pero antes que alcanzara a hacerlo una voz me detuvo..¡Hola!, puedo sentarme...

Llevábamos poco rato hablando cuando esa voz nos interrumpió. Esperé que solo fuera un encuentro pasajero, que ojalá se sentara, nos mirara y comprendiera que necesitábamos estar solos. En todo caso, esto me hizo reflexionar en lo lento que había sido, había perdido dos días mirándola sin atinar a nada, ¿por qué no me había acercado ayer?, hoy quizás estaríamos los dos perdidos en algún lugar sin que nadie nos molestara.

Era su amiga, me la presentó y me dijo que estaba alojando en su casa. Ella se sentó y empezó a hablar sin parar, tanto que después de un rato su conversación se convirtió en monólogo, nosotros dos nos habíamos quedado mudos, solo nos mirábamos. Empecé a ponerme nervioso, la hora pasaba, la oportunidad ya se estaba escapando de mis manos y no veía manera alguna de sacar a la amiga del medio. En ese momento se acercó Ivan a la mesa, habíamos salido juntos esa noche. Pense que era mi salvación, que él sacaría a la amiga del camino y así podríamos quedar solos nuevamente. Esta vez no perdería el tiempo.

Se las presenté y lo invité a sentarse, pero él me dijo que no podía, que se había encontrado con unos amigos y se iba a sentar con ellos. Volví a insistirle. Yo le había mencionado lo de esta mujer y supuse que se daría cuenta, pero pese a mi insistencia, él no se dio por entendido y se fue. Mi suerte se había esfumado. Parece que en mi cara se traslució perfectamente la angustia que sentí en ese momento porque ella puso su mano sobre mi pierna y sonrió. Después de esto se me acabaron todas las esperanzas.

Seguimos conversando un rato más hasta que me pidieron que las fuera a dejar a su casa. Al despedirse me dijo que nos viéramos al día siguiente. Yo le explique que no podía, que en la mañana partía de viaje. Sus ojos se pusieron vidriosos y una lágrima salió de ellos, me dio un beso y se fue.

En la mañana me dijeron que el viaje se retrasaba dos días...


So Tinha de ser com Voce

jueves, abril 13, 2006

CONCIENCIA

Hay veces que existen relaciones muy intensas, en que alguno de los dos integrantes, o bien ambos, no están preparados para tomar un compromiso más serio con el otro, siendo que la relación entre los dos está mucho más allá de eso.

Clemente es un gran amigo mío con quién suelo hablar de este tipo de cosas. Por lo general nos juntamos casi todas las semanas en un pequeño bar que tiene un ambiente especial para este tipo de conversaciones.

Ultimamente nuestra conversación a girado solamente en torno a su última relación, ya que de un tiempo a ahora, ha estado saliendo con una mujer que le ha hecho experimentar intensamente sentimientos encontrados con las ideas que siempre tenía acerca de como se debían llevar las relaciones sentimentales.

Para Clemente, las mujeres siempre fueron una especie de entretención, jamás tuvo una relación que le durara más allá de dos meses. Esto lo hacía aparecer como un tipo duro, que no admitía la posibilidad de preocuparse por una mujer, ni mucho menos sufrir por ella. El tenía algo diabólico en sus relaciones, le gustaba manejarlas a su antojo probando hasta donde podía llegar con ellas.

Sin embargo, desde hace un par de meses su actitud comenzó a cambiar y su mirada, antes de “Hey! todo bajo control”, desapareció. Este cambio fue suscitado por una mujer, una que no se sintió absorbida por la personalidad ni por el aire misterioso que a Clemente le gustaba darse, quizás por que ella era igual a él. Esta mujer se llamaba Marie, era preciosa, morena de pelo corto, piel rosada, ojos pardos y labios rojos oscuros. Tenía un aire de ingenua, de mujer que recién comienza a aprender a vivir, pero era todo lo contrario. Esta imagen, llevó a Clemente a fijarse en ella, a quererla para él desde un principio, pero esta vez no sintió esa obsesiva idea de experimentar con ella. Esto lo asustó.

Durante dos meses me contó que estaba saliendo con ella, pero que algo le hacia temer el involucrase más allá de cierto punto. Yo le dije que tuviera cuidado, que me parecía que a pesar de su aire angelical, ella era del tipo de mujeres que en cualquier momento sale con un Domingo siete. Esta idea la fue cultivando dentro de su cabeza y su relación con Marie avanzaba pero con el pensamiento de que en cualquier momento podría acabarse, por lo que trató de no enamorarse de ella, de solo continuar compartiendo el tiempo juntos, aunque inconscientemente la amaba cada vez más.

Coincidencia o casualidad, mi pronóstico se cumplió. Un día Marie lo llamo y le dijo que necesitaba hablar con él. Solo esto le bastó a Clemente para saber que su relación con Marie había concluido, pero a pesar del demoledor “No se si quiero seguir con esto” , Clemente no se vio tan afectado, quizás por que se lo esperaba, o bien por que muy dentro de sí tenía la seguridad de que esta relación era diferente a todas las que había tenido en su vida y sabía que no iba a terminar aquí. El ya se había forjado la idea de que este cuento era largo y que de una manera u otra Marie iba a terminar volviendo a él. Desde ese día en que se despidieron, Clemente no la llamó más ni la volvió a ver. Fue como si hubiese desconectado un interruptor, como si hubiese congelado y dejado bien guardados todos los sentimientos que por Marie tenía.

Algún tiempo después de eso, Mauricio, un amigo nuestro muy cercano tuvo un accidente que le causó la muerte, lo que nos hizo reflexionar mucho acerca de que habíamos hecho con nuestras vidas hasta ahora. Después del funeral, nos fuimos a la casa de Clemente a conversar. El me contó que todo esto lo había puesto a pensar en lo poco que había hecho en su vida, en lo poco que se la había jugado por las cosas que verdaderamente le importaban. Me dijo que si tuviera nuevamente la oportunidad de salir con Marie, esta vez se lo tomaría en serio y no la dejaría escapar. Algo increíble sucedió en ese momento, fue como si Mauricio lo hubiese escuchado y le hubiese concedido ese deseo a Clemente. Sonó el teléfono y era Marie que llamaba.

Luego de juntarse con Marie y darse cuenta de que ella se le entregaba nuevamente, Clemente me preguntó que debía hacer, estaba confundido, ya que por su cabeza comenzó a cruzarse la idea de que Marie era la mujer de su vida y que todo lo que había sucedido con ella no era sólo una coincidencia. Su problema entonces era que si se involucraba otra vez,, esta vez no soportaría alejarse nuevamente de ella. Yo no le dije nada claro, por que tampoco tenía una respuesta. Sólo atiné a decirle que tuviera cuidado con Marie, que sus sentimientos no estaban claros y que eso lo podía llevar a tener una relación muy desgastadora con ella.

Clemente siguió saliendo con Marie todo ese mes, involucrándose con ella como nunca antes lo había hecho con otra mujer. Se entregó por completo a ella sin exigir nada a cambio y Marie tampoco le ponía freno, lo dejaba entrar cada vez más profundo en ella. Comenzaron a verse casi todos los días y los que no, hablaban por horas al teléfono. Esto hizo que yo dejara de ver a Clemente por un buen tiempo. lo que me llevó a creer que su relación con Marie era perfecta.

Hace dos días Clemente me llamo y nos quedamos de ver nuevamente en el mismo bar de siempre. Nos juntamos ayer en la noche y lo curioso es que me dijo que yo había tenido razón cuando me pidió consejo. Resultó que su relación con Marie no era tan perfecta como yo imaginaba, me contó que ella le tenía temor a que su relación fuese más seria de lo que ya era, que no estaba segura de cuanto era su amor por el, de cuanto lo quería.

lunes, abril 10, 2006

SIN PENSAR

¿Y cuándo comenzó todo?, no lo se. Quizás fue el primer día que la vi en una fonda en Limache, o quizás fue cuando la encontré 6 años después en Perú y comenzamos a conocernos por primera vez.

Yo creo que inconscientemente la he estado siguiendo desde ese primer momento. Cada año nuevo, cuando iba a buscar a Eduardo a la casa de ella, mi historia se conectaba brevemente a su vida, pero como siempre estaba pololeando no la volvía a ver hasta el siguiente año nuevo. Es por esto que cuando la tope en Cuzco, y sabiendo que ahora estaba soltera, comencé a aprovechar mi oportunidad sin darme cuenta de lo que hacía.

Antes de comenzar mi viaje, ya me habían contado que ella estaría por allá, por lo que no fue ninguna sorpresa cuando la vi. Esto fue en Arequipa, estaba sentado frente a la plaza central de la ciudad tomándome una cerveza , cuando la mire pasar . La seguí con mi cámara fotográfica para verla mas de cerca. Ella no se dio cuenta y no me vio. Este momento cambiaría mi historia en los próximos meses, si, por que en el fondo de mi corazón yo sabía que este viaje iba a terminar uniéndonos.

Ya en Cuzco, fui una noche a un pub muy conocido entre los viajeros, se llamaba Kamikaze. Era un lugar muy especial que se ubicaba en el segundo piso de una casa colonial española. Al ir a pedir mi primer trago de la noche la vi, pero no la fui a saludar sino que me puse a su lado sin que me viera y esperé a que se diera vuelta. Cuando lo hizo, fui lo bastante cínico como para decirle hola como si no la hubiese visto desde hace mucho tiempo.

Nos saludamos muy cariñosamente y nos fuimos a sentar juntos. Hablamos y bailamos toda la noche sin parar. Durante los dos días siguientes nos seguimos topando muchas veces sin que yo sospechara nada, solo sabía que me resultaba inmensamente atractiva. En todo caso, lo que detonó mi interés y me llevó a intentar algo, fue cuando al pasar frente a un restaurant, ella salió de el, me saludó y me preguntó si había visto a un tipo que había estado bailando con su amiga la noche anterior. Estaba semi lloviendo y hacía algo de frío por lo que este encuentro y su pregunta me parecieron algo extraños lo que fue confirmado por los dos amigos con que estaba. Me dijeron: Esta niña está interesada en ti. No la volví a ver en varios días ya que al día siguiente muy temprano me fui a Macchu Picchu.

Me fui al camino del Inca dos días antes que ella, asi que a la vuelta sólo nos encontramos en mi último día de viaje. Nos volvimos a ver en la plaza (¿coincidencia?) y quedamos de juntarnos en la noche nuevamente en el Kamikaze.

Esa noche fue preciosa. Nos contamos todas nuestras vidas y sobre todo hablamos de amor, de como lo entendíamos cada uno. Bailamos una canción de esas que se baila muy juntos y estuve a punto de darle un beso; pero no lo hice, me reprimí. Quizás tuve miedo, miedo de quedar enamorado, todo se estaba dando como en un cuento, era perfecto y el hecho de no volverla a ver en un mes me asustó, yo regresaba a Santiago al día siguiente y ella continuaría viajando por Perú y Bolivia.

Ese, creo, fue mi error, si porque esa situación fue perfecta, era una de las situaciones por la que uno ha estado esperando mucho tiempo y no la aproveché por miedo a destruirla, a ser rechazado.

Aún seguimos saliendo y todavía no se como va a concluir esto. Ese beso aun esta pendiente y cada vez que la dejo en su casa quedo con la misma sensación de ese último día en Cuzco.