jueves, abril 13, 2006

CONCIENCIA

Hay veces que existen relaciones muy intensas, en que alguno de los dos integrantes, o bien ambos, no están preparados para tomar un compromiso más serio con el otro, siendo que la relación entre los dos está mucho más allá de eso.

Clemente es un gran amigo mío con quién suelo hablar de este tipo de cosas. Por lo general nos juntamos casi todas las semanas en un pequeño bar que tiene un ambiente especial para este tipo de conversaciones.

Ultimamente nuestra conversación a girado solamente en torno a su última relación, ya que de un tiempo a ahora, ha estado saliendo con una mujer que le ha hecho experimentar intensamente sentimientos encontrados con las ideas que siempre tenía acerca de como se debían llevar las relaciones sentimentales.

Para Clemente, las mujeres siempre fueron una especie de entretención, jamás tuvo una relación que le durara más allá de dos meses. Esto lo hacía aparecer como un tipo duro, que no admitía la posibilidad de preocuparse por una mujer, ni mucho menos sufrir por ella. El tenía algo diabólico en sus relaciones, le gustaba manejarlas a su antojo probando hasta donde podía llegar con ellas.

Sin embargo, desde hace un par de meses su actitud comenzó a cambiar y su mirada, antes de “Hey! todo bajo control”, desapareció. Este cambio fue suscitado por una mujer, una que no se sintió absorbida por la personalidad ni por el aire misterioso que a Clemente le gustaba darse, quizás por que ella era igual a él. Esta mujer se llamaba Marie, era preciosa, morena de pelo corto, piel rosada, ojos pardos y labios rojos oscuros. Tenía un aire de ingenua, de mujer que recién comienza a aprender a vivir, pero era todo lo contrario. Esta imagen, llevó a Clemente a fijarse en ella, a quererla para él desde un principio, pero esta vez no sintió esa obsesiva idea de experimentar con ella. Esto lo asustó.

Durante dos meses me contó que estaba saliendo con ella, pero que algo le hacia temer el involucrase más allá de cierto punto. Yo le dije que tuviera cuidado, que me parecía que a pesar de su aire angelical, ella era del tipo de mujeres que en cualquier momento sale con un Domingo siete. Esta idea la fue cultivando dentro de su cabeza y su relación con Marie avanzaba pero con el pensamiento de que en cualquier momento podría acabarse, por lo que trató de no enamorarse de ella, de solo continuar compartiendo el tiempo juntos, aunque inconscientemente la amaba cada vez más.

Coincidencia o casualidad, mi pronóstico se cumplió. Un día Marie lo llamo y le dijo que necesitaba hablar con él. Solo esto le bastó a Clemente para saber que su relación con Marie había concluido, pero a pesar del demoledor “No se si quiero seguir con esto” , Clemente no se vio tan afectado, quizás por que se lo esperaba, o bien por que muy dentro de sí tenía la seguridad de que esta relación era diferente a todas las que había tenido en su vida y sabía que no iba a terminar aquí. El ya se había forjado la idea de que este cuento era largo y que de una manera u otra Marie iba a terminar volviendo a él. Desde ese día en que se despidieron, Clemente no la llamó más ni la volvió a ver. Fue como si hubiese desconectado un interruptor, como si hubiese congelado y dejado bien guardados todos los sentimientos que por Marie tenía.

Algún tiempo después de eso, Mauricio, un amigo nuestro muy cercano tuvo un accidente que le causó la muerte, lo que nos hizo reflexionar mucho acerca de que habíamos hecho con nuestras vidas hasta ahora. Después del funeral, nos fuimos a la casa de Clemente a conversar. El me contó que todo esto lo había puesto a pensar en lo poco que había hecho en su vida, en lo poco que se la había jugado por las cosas que verdaderamente le importaban. Me dijo que si tuviera nuevamente la oportunidad de salir con Marie, esta vez se lo tomaría en serio y no la dejaría escapar. Algo increíble sucedió en ese momento, fue como si Mauricio lo hubiese escuchado y le hubiese concedido ese deseo a Clemente. Sonó el teléfono y era Marie que llamaba.

Luego de juntarse con Marie y darse cuenta de que ella se le entregaba nuevamente, Clemente me preguntó que debía hacer, estaba confundido, ya que por su cabeza comenzó a cruzarse la idea de que Marie era la mujer de su vida y que todo lo que había sucedido con ella no era sólo una coincidencia. Su problema entonces era que si se involucraba otra vez,, esta vez no soportaría alejarse nuevamente de ella. Yo no le dije nada claro, por que tampoco tenía una respuesta. Sólo atiné a decirle que tuviera cuidado con Marie, que sus sentimientos no estaban claros y que eso lo podía llevar a tener una relación muy desgastadora con ella.

Clemente siguió saliendo con Marie todo ese mes, involucrándose con ella como nunca antes lo había hecho con otra mujer. Se entregó por completo a ella sin exigir nada a cambio y Marie tampoco le ponía freno, lo dejaba entrar cada vez más profundo en ella. Comenzaron a verse casi todos los días y los que no, hablaban por horas al teléfono. Esto hizo que yo dejara de ver a Clemente por un buen tiempo. lo que me llevó a creer que su relación con Marie era perfecta.

Hace dos días Clemente me llamo y nos quedamos de ver nuevamente en el mismo bar de siempre. Nos juntamos ayer en la noche y lo curioso es que me dijo que yo había tenido razón cuando me pidió consejo. Resultó que su relación con Marie no era tan perfecta como yo imaginaba, me contó que ella le tenía temor a que su relación fuese más seria de lo que ya era, que no estaba segura de cuanto era su amor por el, de cuanto lo quería.

1 Comments:

At 5:58 p. m., Blogger Shi Ho said...

Es el fantasmagórico condicionamiento social el que ha de hacer prisioneras las mentes humanas, privándolas de la libertad en sana entrega, atan ciegamente a sus víctimas con lazos tejidos de MIEDO...

Es el temor a sufrir inculcado inconscientemente por el entorno cercano, y la sociedad, la que ha de mutilar la felicidad... Librarse de él no es fácil. Reconocerlo es desatar el primer nudo y el más importante...

Poniéndose al día,

Atcharya

 

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