Situaciones Bizarras

La rutina no es mala, nos ayuda a ordenarnos, a ser responsables y a obtener logros importantes en nuestra vida, sin embargo hace que cada día sea un poco igual al anterior, falto de emociones y aventuras.

Cada fin de semana pienso que me va a ocurrir algo excepcional, algo así como las aventuras que escribía Fuget bajo el pseudónimo de Enrique Alekan. Una suerte de James Bond de la movida nocturna Santiaguina. Pero la verdad es que normalmente no me pasa nada muy fuera de lo habitual. Y, a fuera de lo habitual me refiero a cosas como ir caminado por alguna calle de Nueva York, encontrarte con Mick Jaegger y unos amigos y que te inviten a su fiesta en el Soho. O quizás algo así como verse involucrado en una fiesta de swingers con una pareja que acabas de conocer tirando la talla en un bar.

Tengo amigos que pareciera que son tocados con la varita mágica en esto de vivir situaciones bizarras (en el significado inglés de la palabra). Les suceden las cosas más increíbles de contar y en forma bastante seguidas. De esas historias en las que uno nunca se imaginaría estar involucrado. Por ejemplo, de las que me acuerdo me han contado, llegar a una fiesta electrónica con show de sexo en vivo. O ir a bailar a la disco La Feria y ser levantado por dos mujeres para ir a efectuar un cuadro plástico en su loft del centro.

Yo, por más que salgo con ellos, nunca me pasan ese tipo de cosas. Es como si el destino se ensañara y justo cuando uno no está, suceden. “Oye justo cuando te fuiste se apareció tal y nos invitó a todos a una fiesta nudista en su castillo del Loira”. Y no es que ande buscando situaciones extrañas, pero la verdad es que le aportan mucho cuento a la vida y además, te entregan un repertorio de anécdotas bastante interesantes.

Entre las cosas extrañas que me han pasado hay dos situaciones que recuerdo en este momento, que fueron fuera de todo lo común. La primera me sucedió en Madrid. Leía el diario y salía un aviso anunciando el estreno de la película “Lisbon Story” de Wim Wenders y que las entradas estaban a la venta. Yo, como buen fan de Wenders obviamente fui inmediatamente a comprar mi entrada, cosa que encontré muy curiosa pues acá en Chile los estrenos de películas son sólo con invitación. Bueno, el asunto es que estaba sentado en mi butaca del teatro esperando el inicio de la película cuando de pronto se apagan las luces y en el escenario aparece ¡Wim Wenders en persona! presentando su película. Ya algo bastante fuera de lo común. La película se sostenía por la mezcla entre la excelente fotografía de Lisboa mezclada con la inolvidable música de Madredeus. Pero aquí viene lo increíble, al finalizar la película, Wim Wenders entra nuevamente en escena y nos invita a todos los asistentes a una fiesta que se daría en la sala aledaña al cine.

No lo podía creer. De pronto me veo entrando en una fiesta en donde puedo ver a toda la farándula Española. Al poco rato estoy conversando con Cristina (de Cristina y los Subterraneos), quien me presenta con Wim Wenders, quien conversaba con Massiel, mientras en el escenario se presentaba un show de Flamenco (mas que surrealista la escena por cierto). Una fiesta inolvidable y que terminó aún mejor. Pero ese es otro cuento.

Como recuerdo del evento, tengo hasta el día de hoy el programa de la película dedicado y firmado por Wim Wenders.

La otra situación bizarra la dejo para un próximo Post.


Hipnotized